La noche anterior la mantis hembra soñaba despierta con ponerse guapa para la cita. El macho... dormía como un bendito tronco.
La mantis eligió para el encuentro una falda de ciclamen rojo. Y en verdad que estaba arrebatadora y sexy.
De pronto, un ciclamen vengador persiguió y atacó a la mantis ladrona con sus pistilos puntiagudos. Por suerte para esta historia, la mantis consiguió sobrevivir.
Al caer la noche, en su destartalada alcoba, la mantis consumó el sexo salvaje y efímero con el macho elegido.
El macho, como última voluntad, pidió fumarse un pitillo antes de ser devorado por su amante. Los detalles de esta historia los dejo a merced de vuestra imaginación blanca o... calenturienta.